viernes, 8 de enero de 2010

10 cosas que me gustan

1. La ciudad: Me encanta. Me quejo mucho de la suciedad que hay y de lo mal que huelen determinadas personas, pero no podría vivir sin la vida, el movimiento,  en definitiva, el estrés de una gran ciudad. Como siempre he dicho, yo soy más de ciudad que un semáforo, porque a mi me llevan al Retiro y para mí ya es como estar en la Naturaleza en su expresión más pura, y veo una mierda de bicho o una arañita y ya empiezo a alejarme murmurando coñomierdabichoasquerosohombreya.

2. Salir de fiesta con mi gente: Para mi no hay nada más importante que los amigos, los amigos de verdad siempre están ahí y nunca fallan. Y que mejor que pasar con ellos esos ratos que siempre son los mejores. o cuando salgo no voy a ligar (así me va, incluso he llamado a la funeraria pero me han dicho que ellos sólo trabajan con muertos, nada de vidas sentimentales...), voy a pasármelo bien con mi gente.

3. La Gran Vía de Madrid: Mi calle favorita, siempre que puedo me la pateo p'arriba y p'abajo, aún así con el riesgo de parecer un enfermo mental (elemental querido Watson, jojojo) por estar todo el día dando vueltas solo. Si me pongo a gritar que donde está mi hijita elefanta o que me han abducido, que por favor alguien llame a una ambulancia, mientras tanto dejadme tranquilito.

4. Fumar: Sólo tabaco, que los porros me sientan fatal, hace que no los pruebo ya años. Tampoco es fumar por fumar, sino ese, ESE cigarro que sabe tan bien en determinadas situaciones, como el del café de después de comer o el otro que te acompaña mientras esperas a alguien que va a llegar tarde y por supuesto aquél que te fumas mientras te tomas una copichuela. También están esos cigarros que ayudan a concentrarte y te meten aún más profundamente en tus pensamientos a la hora de tener que sacar conclusiones. Existen cigarros sociales, melancólicos, histéricos, tristes, solitarios, eufóricos y tranquilos. No pienso ni tengo la intención de dejarlo, eso ya se verá con el tiempo.

5. La soledad: Por lo general, me considero una persona muy sociable y me gusta estar rodeado de gente, pero hay veces en las que necesito estar sólo, introvertirme. Sólo así consigo coger fuerzas para volver al mundo real y seguir construyendo mi vida. No es agobio, ni flaqueza, sino falta de tiempo para mi mismo, hay veces que me centro tanto en los demás que me olvido de que existo.

6. El humor negro: Y muy negro, un humor no apto para todo el mundo. Yo creo que es algo de familia, porque ya cuando murió mi abuelo y llegaron los de la funeraria para preguntar cómo querían el ataúd, mi tía dijo que "algo sencillito, sin música". Cuando me junto con mi amiga R. el mundo tiembla y se estremece, se caen las montañas y se abre el suelo formando un caminito de lava que nos lleva directamente al infierno, donde nos esperan con unos pases VIP a la zona más selecta de aquél cálido lugar.

7. Besar: Me encanta besar, pero lo hago demasiado poco. Para mí, los besos serían algo así como fumar, es como el único "sustitutivo" que podría encontrarle. Esos besos apasionados, castos, ardientes o llenos de ternura, que duran una eternidad o un sólo instante, pero sobre todo, esos que aún se quedan después de haberse ido.

8. Los mimos: Y sí, soy MUY mimoso, jodidamente mimoso. Nunca doy pie a ellos, pero cuando alguien me los da, me derrito, me hago bicho bola, ronroneo como un gato, me quedo dormido y me convierto en un osito de peluche poco blandito y con muchas costillas.

9. La música: Con la música a todas partes. Me encanta, me entretiene y me hace un poco más feliz. Desde Mariah a Frank Sinatra pasando por Sarah Vaughn, Jennifer Holiday,Anjulie, Amy Winehouse, David Guetta, Pereza, Axwell, Nadia Ali... Sin música no podría vivir.

10. Escuchar: Me gusta escuchar a la gente y además se me da bien. Hay veces que casi tengo más necesidad de escuchar que de ser escuchado. Puedo estar horas sin decir una sóla palabra, y casi sin pestañear. Soy una persona empática y tremendamente receptiva, quizá por eso la gente me cuenta sus cosillas y cosazas, incluso gente que no conzco de nada. Quizá por esto ya no me sorprende nada, porque la gente pasa por muchas cosas y muchas situaciones que no son fáciles de digerir, ya no me escandalizo por nada, no me extraña nada. Ello ha hecho que mi mente se haya abierto hasta lugares que nunca habría imaginado ser capaz de comprender, miro atrás unos cuantos años y me doy cuenta que mi mentalidad es ahora completamente distinta.

Moody.

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